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Encuentran cuerpo de Francisco Albornoz, farmacéutico desaparecido en Santiago: médico ecuatoriano detenido por su presunta participación en la muerte

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El caso de Francisco Albornoz Gallegos, joven químico farmacéutico de 21 años desaparecido desde el 23 de mayo, dio un giro dramático este miércoles luego de que la PDI encontrara su cuerpo en la ribera del río Tinguiririca, en la comuna de Placilla, Región de O’Higgins. Las diligencias revelaron que habría muerto durante un encuentro con desconocidos en Ñuñoa, siendo posteriormente trasladado por al menos uno de los participantes del encuentro, hoy detenido e identificado como un médico ecuatoriano.

Puntos Claves:

  • Desaparición del joven farmacéutico: Francisco Javier Albornoz Gallegos, de 21 años, fue visto por última vez la noche del viernes 23 de mayo al salir de su departamento en el sector del Metro Santa Ana, en Santiago Centro. Cámaras de seguridad captaron su salida, vestido con un polerón rojo, pantalones cargo verdes, mochila negra y audífonos blancos.
  • Último rastro y denuncia: Gracias a la ubicación de su teléfono móvil, se determinó que su última ubicación conocida fue en Plaza Egaña, en la comuna de Ñuñoa. Allí también se ingresó la denuncia por presunta desgracia, lo que activó la intervención de la Fiscalía Oriente y la Brigada de Ubicación de Personas (BRIUP) de la PDI.
  • Encuentro previo a la desaparición: De acuerdo a los antecedentes recabados, Francisco se reunió en Ñuñoa con dos personas, con quienes había coordinado un encuentro a través de WhatsApp. Durante la noche, publicó en redes sociales que había comido cerdo y vomitado. Esa fue su última señal de vida.
  • Hipótesis de muerte y abandono del cuerpo: Según la investigación liderada por la fiscal Rosana Folli, Francisco habría fallecido en el departamento donde ocurrió el encuentro. En lugar de solicitar ayuda médica o contactar a sus cercanos, los involucrados optaron por trasladar el cuerpo hasta un sector rural en la Ruta I-400, en la comuna de Placilla, Región de O’Higgins, arrojándolo finalmente a la ribera del río Tinguiririca.
  • Confesión clave y detención: El 3 de junio, un médico cirujano ecuatoriano de 31 años, identificado como Christian Alexander González Morales, se entregó voluntariamente a la Fiscalía de Ñuñoa. Declaró acompañado de su abogado y entregó información que permitió ubicar el cadáver. Fue detenido y este miércoles será formalizado como imputado por su presunta responsabilidad en los hechos.
  • Peritajes del cuerpo: El Servicio Médico Legal confirmó científicamente la identidad del cuerpo mediante análisis dactiloscópico. A pesar del avanzado estado de descomposición, la Brigada de Homicidios de Rancagua informó que no se observaron lesiones externas atribuibles a terceros. Las causas precisas del deceso se determinarán mediante autopsia.
  • Diferencias entre Fiscalía y PDI: Mientras que la Fiscalía Oriente confirmó que solo hay un detenido, la PDI señaló que serían tres las personas aprehendidas. No obstante, el Ministerio Público indicó que aún no se han emitido nuevas órdenes de detención, aunque se identificó a un segundo involucrado que está siendo buscado.
  • Posible crimen de odio: El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) solicitó que se investigue una posible motivación homofóbica en el caso, indicando que “los casos de personas LGBTIQ+ que desaparecen de manera extraña tras juntarse con desconocidos son recurrentes”. También pidieron la intervención del Departamento de Género de la Fiscalía.
  • Dolor y llamado a justicia: Elizabeth Albornoz, hermana de la víctima, confirmó públicamente que el cuerpo encontrado era el de su hermano y agradeció el apoyo recibido. Un amigo cercano calificó el acto como “lo peor que podríamos haber pensado” y añadió que los responsables “son unos psicópatas”. También destacó que Francisco nunca habría accedido voluntariamente a trasladarse fuera de Santiago.

El hallazgo del cuerpo de Francisco Albornoz pone fin a una intensa búsqueda que conmovió a muchas personas en todo el país. Sin embargo, el dolor de su familia y amigos persiste, especialmente ante las circunstancias del caso, que involucran posible negligencia, ocultamiento y abandono de una víctima que pudo haber recibido ayuda.

Ahora, la investigación entra en una fase clave: esclarecer si la muerte fue accidental o intencionada, y si existieron motivaciones de odio en los actos cometidos. La comunidad y organizaciones de derechos humanos seguirán atentas, exigiendo justicia y verdad para Francisco.