Con un perfil académico centrado en el ecofeminismo y sin experiencia técnica en minería, Macarena Barramuño deja el cargo de Seremi en Antofagasta tras casi un año de ausencia médica. Su salida, aunque no ligada al escándalo de los “enfermos viajeros”, expone las tensiones entre discursos simbólicos y la gestión pública efectiva.
Puntos Claves:
- Renuncia tras extensa ausencia médica: Macarena Barramuño presentó su renuncia como Seremi de Minería de Antofagasta, tras permanecer cerca de diez meses con licencia médica. Su dimisión se concretó semanas atrás y fue confirmada por la ministra del ramo, Aurora Williams, en el marco de una revisión más amplia sobre permisos médicos prolongados en el sector público.
- En medio de una crisis nacional por licencias abusivas: Aunque el caso de Barramuño no se relaciona directamente con los más de 25 mil funcionarios públicos que habrían salido del país estando con licencia médica, su prolongada inactividad se volvió insostenible en un contexto de creciente presión por parte de la ciudadanía y las autoridades.
- Perfil profesional ajeno al rubro minero: Asistente social de profesión y con un máster en estudios del desarrollo en la Universidad de Melbourne, Australia, Barramuño centró su formación en el ecofeminismo, una corriente teórica que fusiona postulados medioambientales con el activismo feminista. Si bien su enfoque puede ser válido en ciertos espacios de reflexión académica, su aplicación práctica en un sector técnico como la minería dejó muchas interrogantes.
- Críticas desde el inicio por falta de competencias técnicas: La elección de Barramuño fue blanco de críticas apenas se conoció su nombramiento en 2022. La consejera regional Katherine San Martín expresó abiertamente su preocupación: “La nueva Seremi es una asistente social. La verdad es que uno se pregunta qué relación tiene esto con la Minería directamente. Y es que los desafíos son inmensos”.
- Activismo y simbolismo versus gestión: En sus redes sociales, Barramuño se autodefinía como “feminista apartidista, activista y exchilena migrante”. Al asumir el cargo, declaró que su objetivo era implementar políticas públicas desde una mirada sustentable y con perspectiva ecofeminista. Sin embargo, el tiempo demostró que este enfoque, si bien llamativo, no logró traducirse en una gestión efectiva ni en resultados tangibles para el sector minero regional.
- Fiscalización expone irregularidades en el sector: La ministra Williams detalló que las revisiones impulsadas por el Ministerio de Hacienda y la Contraloría General de la República ya han detectado 13 licencias médicas irregulares en el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), 3 en la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) y 3 más dentro del propio Ministerio de Minería.
- También hay casos en empresas estatales: Codelco y Enami han reportado situaciones similares, aunque en estos casos las investigaciones se rigen por sus propios protocolos internos. El Ministerio solo tiene facultad para emitir recomendaciones.
- Luis Alberto Ayala asumirá en reemplazo: Desde marzo de este año, el ingeniero civil industrial Luis Alberto Ayala Alcázar ha estado ejerciendo como Seremi suplente y se espera que asuma oficialmente el cargo tras completarse el proceso administrativo de designación.
- Designaciones sin vínculo técnico directo: La experiencia de Macarena Barramuño evidencia un problema más amplio: la designación de autoridades en áreas estratégicas sin competencias técnicas claras para el cargo. Que una asistente social —sin formación ni experiencia específica en minería— haya liderado una de las carteras más relevantes para la economía del país plantea dudas serias sobre los criterios utilizados para nombrar autoridades regionales. Esta práctica, que privilegia afinidades ideológicas o simbolismos por sobre la experticia, debilita la efectividad de la gestión pública en sectores que requieren conocimientos especializados y decisiones fundamentadas en criterios técnicos.
La renuncia de Macarena Barramuño marca el fin de una etapa cargada de simbolismo, pero escasa en resultados concretos. Su prolongada licencia médica y su desconexión profesional con el sector minero pusieron en tela de juicio tanto su nombramiento como la orientación política que lo permitió. En un momento donde la ciudadanía exige transparencia, eficiencia y competencias claras en la administración pública, este tipo de designaciones vuelven a ser cuestionadas con fuerza.
Más allá de los discursos bienintencionados, la gestión pública requiere de resultados verificables y conocimiento técnico, especialmente en áreas estratégicas como la minería. La experiencia de Barramuño deja una lección sobre los límites del activismo cuando se convierte en sustituto de la experiencia técnica en cargos de alta responsabilidad.