En el marco del Día Internacional de la Mujer, el Presidente Gabriel Boric anunció una ambiciosa reforma constitucional que busca modificar el sistema electoral para garantizar la paridad de género en la conformación de listas electorales. Si bien el discurso oficial argumenta que estas medidas contribuirán a superar las brechas de género en la política, la propuesta genera serias dudas sobre su impacto en la democracia y la libertad electoral. Más allá de sus intenciones, este proyecto plantea interrogantes sobre la equidad, la meritocracia y el intervencionismo estatal en los procesos democráticos.
Puntos Claves:
Intervencionismo estatal en el sistema electoral
- Obligatoriedad de paridad en listas electorales: La reforma impone que todas las listas de candidaturas pluripersonales sean encabezadas por mujeres y sigan un esquema de alternancia entre géneros. Esto significa que partidos y pactos electorales no podrán presentar libremente a sus candidatos según criterios de capacidad o respaldo ciudadano, sino que estarán obligados a cumplir con cuotas preestablecidas.
- Sanciones drásticas: En caso de no cumplir con la paridad establecida, la totalidad de las candidaturas del partido o pacto electoral en la circunscripción será rechazada, dejando fuera de competencia a candidatos legítimamente electos en primarias o seleccionados internamente por sus partidos.
- Límites a la representación electoral: La norma impide que la conformación de listas refleje la verdadera voluntad de los votantes y la dinámica propia de cada partido político. En algunos casos, obligará a los partidos a excluir candidatos populares o bien posicionados en favor de un diseño impuesto por ley.
El riesgo de la imposición sobre la meritocracia
- ¿Favorece realmente la igualdad de oportunidades? La reforma parte de la premisa de que la falta de mujeres en cargos de elección popular responde exclusivamente a barreras estructurales, ignorando la posibilidad de que otros factores, como la disponibilidad de candidatas o la preferencia de los votantes, influyan en los resultados.
- Distorsión en la selección de candidaturas: Si bien es positivo fomentar la participación de mujeres en política, la imposición de cuotas puede derivar en una selección forzada de candidaturas sin considerar méritos individuales, capacidades o respaldo ciudadano. En la práctica, esto podría afectar la calidad de la representación política.
- Contradicciones en la paridad: Mientras que se busca equilibrar la representación de género en la política, no se aplican criterios similares en otros ámbitos donde las mujeres son mayoría, como en la educación o en diversas áreas del sector público.
Boric y su visión unilateral de la democracia
- Un gobierno que legisla por decreto ideológico: La administración Boric ha insistido en impulsar reformas sin consensuar con la oposición ni con la ciudadanía. En este caso, la reforma electoral busca imponer un modelo de representación basado en cuotas, en lugar de permitir que los votantes elijan libremente a sus representantes.
- Democracia limitada: La imposición de normas sobre cómo deben estructurarse las listas electorales restringe el derecho de los ciudadanos a decidir quiénes los representarán. Al condicionar las candidaturas bajo parámetros predefinidos, se altera el principio democrático de representación libre.
- Uso político del feminismo: Durante su mandato, Boric ha insistido en que su gobierno es «feminista», pero su enfoque ha sido criticado incluso desde sectores progresistas. Mientras que el discurso oficial promueve la equidad de género, en la práctica han surgido casos de inconsecuencia, como la defensa de figuras acusadas de abuso o violencia de género dentro de su administración.
Las prioridades equivocadas del Gobierno
- Crisis de seguridad y problemas económicos ignorados: Mientras la ciudadanía exige medidas urgentes en materia de seguridad, empleo y crisis económica, el Gobierno de Boric insiste en promover reformas ideológicas que no responden a las prioridades reales del país.
- El caso Monsalve y la falta de coherencia: El compromiso del Gobierno con la igualdad de género ha sido cuestionado tras la denuncia por violación contra el exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve. Este episodio evidenció las contradicciones del oficialismo, que reaccionó con cautela ante un caso que, en otras circunstancias, habría condenado de inmediato.
- Un discurso que no se traduce en cambios reales: Si bien Boric se ha proclamado líder de un Gobierno feminista, las cifras de violencia contra la mujer y los femicidios no han mostrado una reducción significativa, lo que refleja que su enfoque ha sido más simbólico que efectivo.
El anuncio de Boric de reformar el sistema electoral bajo la bandera de la igualdad de género levanta serias preocupaciones sobre la intervención estatal en los procesos democráticos. En lugar de promover cambios que fomenten la participación política de manera genuina, se opta por imponer una estructura rígida que limita la libertad de elección y distorsiona la democracia representativa. Más allá de la retórica feminista del Gobierno, la ciudadanía debe cuestionar si este tipo de reformas realmente contribuyen al fortalecimiento de la democracia o si, por el contrario, sientan un peligroso precedente de control estatal sobre las elecciones.