Una grave denuncia de agresión física remeció la Cámara de Diputadas y Diputados durante la sesión especial sobre el caso ProCultura. En medio del debate, el diputado José Carlos Meza (Partido Republicano) acusó a su par Jaime Naranjo (ex PS) de haberlo golpeado y zamarreado, lo que obligó a suspender momentáneamente la jornada legislativa. Aunque desde el oficialismo relativizaron el incidente, el hecho ha desatado un debate sobre el respeto en el Congreso, el uso de la violencia y el nivel de tolerancia frente a los disensos ideológicos.
Puntos Claves:
- Supuesta agresión de Jaime Naranjo a José Carlos Meza genera caos en el Congreso: La noche del lunes, mientras se desarrollaba una sesión especial para abordar el Caso ProCultura, el diputado José Carlos Meza denunció que su par, Jaime Naranjo, se le acercó en plena sesión, lo golpeó en el hombro y lo zamarreó. El incidente ocurrió mientras la presidenta del Consejo Directivo del Servel, Pamela Figueroa, realizaba una exposición ante la sala.
- Suspensión temporal de la sesión y anuncio de revisión de cámaras: Ante el alboroto generado por el hecho, el presidente de la Cámara, José Miguel Castro (RN), decidió suspender momentáneamente la sesión y ordenó revisar las cámaras de seguridad. “Una vez finalizada la instancia, analizaremos las imágenes y aplicaremos sanciones si corresponde”, señaló Castro.
- Versión de José Carlos Meza: Tras el altercado, el diputado Meza fue enfático en su denuncia. “Durante la sesión que acaba de terminar, el diputado Naranjo se acercó a mi puesto, me golpeó fuertemente en el hombro y me zamarreó para hablarme. Cuestión que está completamente documentada y grabada, así que yo lo primero que pediría es a todos los colegas que están haciendo burla de esto, que se lo tomen un poco más en serio”, expresó. Agregó que no responderán a la violencia con más violencia y que la agresión fue el resultado de haber dicho “una verdad incómoda”.
- Reacciones del oficialismo: relativización del incidente y justificación por presuntos insultos: Mientras Naranjo no emitió declaraciones, diputados del PS como Daniel Manouchehri y Daniel Melo salieron en su defensa. Afirmaron que Meza habría insultado a la familia de Naranjo, y que este último solo reaccionó verbalmente. Incluso se intentó minimizar la gravedad del hecho aludiendo a la edad del parlamentario socialista. “Hablamos también de una persona que está cercana a los 80 años, y hay un joven que está alegando hoy día aquí en la Cámara de Diputados que fue agredido por esa persona que llega a los 80 años”, sostuvo Manouchehri.
- Acusaciones cruzadas y clima de tensión política: El conflicto ha expuesto nuevamente el nivel de crispación entre bancadas en el Congreso. Desde la oposición se criticó duramente que se intente relativizar una posible agresión física dentro del hemiciclo. La bancada del Partido Republicano anunció que llevará el caso a la Comisión de Ética, insistiendo en que no es admisible que se utilice la fuerza para responder a un debate político.
- Reacciones que evocan fanatismo y banalización de la violencia: Las declaraciones de algunos parlamentarios del oficialismo, que compararon la denuncia con una supuesta exageración, fueron interpretadas como una muestra de intolerancia ideológica. La justificación o minimización de un hecho de agresión —aun cuando sea leve— sienta un peligroso precedente que podría escalar en futuras sesiones.
- Contexto: la sesión trataba presuntas irregularidades por Caso ProCultura: La instancia fue convocada para debatir las denuncias de traspasos irregulares de fondos públicos a la Fundación ProCultura, tema que ha generado fuerte controversia. La interrupción de la sesión no solo fue producto del altercado, sino también por una falla en el sistema electrónico de votación, lo que obligó a reprogramar la jornada.
- Historiales contrastantes entre los diputados: Jaime Naranjo ha estado involucrado en múltiples polémicas, incluyendo evasivas frente a cuestionamientos por beneficios familiares y maniobras legislativas cuestionadas (por ejemplo cuando alargó una sesión para que un par de izquierda pudiera votar contra ex presidente Piñera). En contraste, José Carlos Meza ha mantenido una postura firme en sus convicciones, ejerciendo su rol fiscalizador con seriedad y respeto, incluso frente a temas sensibles.
- Llamado a restablecer el respeto institucional: El presidente de la Cámara reiteró que se debe mantener el decoro en el Congreso. “No permitiremos que estos actos opaquen el trabajo legislativo”, advirtió Castro, dejando claro que la violencia, física o verbal, no tiene cabida en el hemiciclo.
- El fondo del problema: señales preocupantes de extremismo: El episodio pone en evidencia cómo ciertas actitudes asociadas a sectores de la extrema izquierda, como la normalización de la agresión o la descalificación personal, pueden deteriorar el debate democrático. No se trata solo de un altercado puntual, sino de una señal preocupante sobre los límites del respeto en una institución clave para la democracia.
La denuncia realizada por el diputado Meza trasciende una disputa personal. Refleja un clima político cada vez más polarizado, donde el uso de la fuerza —aunque sea leve— se convierte en una herramienta inaceptable de presión. Nadie, bajo ninguna circunstancia, tiene derecho a tocar a otra persona sin su consentimiento, y justificar ese acto con argumentos ideológicos o personales representa una peligrosa negación de los principios básicos de convivencia democrática.
Minimizar una agresión en razón de edad o ideología, lejos de contribuir al debate, evidencia un preocupante sesgo que erosiona la credibilidad de las instituciones. El Congreso debe ser un espacio donde las ideas se confronten con respeto y sin violencia. El país necesita un liderazgo que enfrente las diferencias con altura de miras, no con empujones ni descalificaciones.