Este fin de semana se celebra el Día de los Patrimonios, pero el foco mediático está puesto en la polémica unidad que organiza el evento. La entidad, creada bajo el gobierno del Presidente Boric y encabezada por Valentina Orellana —hermana de la ministra de la Mujer, Antonia Orellana—, ha recibido un incremento presupuestario de casi $2.000 millones en un año. Las críticas apuntan a nepotismo, opacidad en la contratación, duplicidad de funciones y posible uso discrecional de fondos públicos.
Puntos Claves:
- Unidad clave para evento nacional bajo el control de la hermana de una ministra: El Día de los Patrimonios, celebrado este fin de semana en todo Chile, está a cargo de la recientemente creada Unidad de Programación y Difusión Patrimonial del Servicio Nacional de Patrimonio Cultural (Serpat). Esta unidad fue puesta en marcha en febrero de 2025 y es liderada por Valentina Orellana, hermana de la ministra de la Mujer, Antonia Orellana.
- Creación de cargo a medida y rápido ascenso: Funcionarios del Serpat han expresado —bajo condición de anonimato— que el cargo fue creado a la medida de Valentina Orellana y que su ascenso en la estructura del servicio ha sido inusualmente acelerado. En tan solo tres años pasó de encargada regional a coordinadora nacional con grado 8 y un equipo de cinco personas a cargo.
- Presupuesto inflado sin justificación clara: La unidad comenzó con un presupuesto de $941 millones en 2023. Para 2024, esta cifra casi se triplicó, alcanzando los $2.866 millones. Este incremento de $1.925 millones en un solo año ha generado suspicacias, ya que la unidad no existía formalmente cuando se aprobó la Ley de Presupuestos.
- Citaciones parlamentarias por presunto nepotismo: La diputada Sara Concha (Partido Social Cristiano) citó a Valentina Orellana a la Comisión de Cultura de la Cámara, cuestionando la duplicidad de funciones con otras unidades ya existentes como Comunicaciones y Educación Patrimonial. También expresó preocupación por el uso de fondos públicos fuera del marco presupuestario legal.
- Proceso de selección opaco y sin anuncio oficial: No hubo concurso público ni anuncio oficial respecto al nombramiento de Valentina Orellana. Según fuentes de El Líbero (ellos fueron los primeros que expusieron esta información), la designación se comunicó verbalmente a las jefaturas y no hubo comunicación formal por escrito al resto de los funcionarios.
- Inquietante firma en acto administrativo clave: La resolución que creó la nueva unidad lleva las iniciales de Valentina Orellana como visto bueno técnico. Aunque desde Serpat afirman que es parte del proceso estándar, el hecho de que una funcionaria firme su propio nombramiento refuerza las críticas por falta de transparencia.
- Relaciones personales influyentes dentro del Ministerio: Valentina Orellana mantiene vínculos familiares y personales dentro del Ministerio de las Culturas. El jefe de comunicaciones es su ex cuñado, Ricardo Ahumada, lo que suma un elemento más al cuestionamiento sobre redes de influencia internas.
- Gobierno defiende lo indefendible: La ministra Antonia Orellana y el ministro del Interior, Álvaro Elizalde, han intentado defender el nombramiento de Valentina Orellana alegando su trayectoria en el Estado desde 2017 y su ingreso previo a este gobierno. Sin embargo, no han respondido satisfactoriamente a las dudas sobre conflicto de interés, creación de cargos sin concurso y presupuestos exorbitantes.
- Críticas transversales al uso de recursos públicos: “Es una bofetada a los ciudadanos que exigen transparencia en un país donde cada semana se destapan nuevos escándalos”, afirmó el diputado Eduardo Durán (RN), calificando la situación como “nepotismo burdo”.
- Contratos estatales en familia: Otra hermana Orellana, Isabel Margarita, cineasta, también ha sido beneficiada con contratos y fondos públicos por más de $295 millones durante este gobierno, a través de su empresa Araucaria Cine Spa, lo que agrava aún más la percepción de amiguismo dentro del oficialismo.
- Un discurso ético que se desmorona: La diputada Concha fue clara al señalar que esta situación “se le cae” al Presidente Boric, cuya promesa de campaña fue erradicar el nepotismo. En sus palabras: “El gobierno opta por seguir premiando a los cercanos en vez de rendir cuentas. La señal parece que es clara: el amiguismo está por sobre la probidad”.
- Serpat enfrenta múltiples denuncias internas: Además del caso Orellana, la directora del Serpat, Nélida Pozo, enfrenta ocho demandas de tutela laboral por maltrato, acoso y violencia en el trabajo. Desde 2015, el organismo ha acumulado 104 denuncias, de las cuales 40 siguen activas.
La celebración del Día de los Patrimonios se ve así opacada por una serie de decisiones administrativas cuestionadas, conflictos de interés, presupuestos inflados y una gestión que, en lugar de promover el patrimonio cultural, parece reflejar una cultura de opacidad, redes familiares y silencios institucionales.
Los cuestionamientos al gobierno no solo afectan la imagen de la ministra de la Mujer y del Ministerio de las Culturas, sino que abren un debate urgente sobre cómo se ejercen los recursos públicos y la ética que debería regir al Estado. Las promesas de meritocracia y transparencia del gobierno de Boric hoy se ven puestas en duda por decisiones que privilegian vínculos personales por sobre el bien común.