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Aumentan a cinco los heridos en extrema gravedad tras explosión en el INBA: críticas crecen por la falta de medidas de Cataldo y Benavides

Ilustración hospital en blanco y negro Imagen generada con IA. Click para ampliar T
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Cinco estudiantes permanecen en estado de extrema gravedad luego de la explosión registrada en el Internado Nacional Barros Arana (INBA), según la última actualización del Ministerio de Salud. El incidente, que involucró presuntamente el uso de bombas molotov, dejó un total de 35 personas lesionadas, 25 de las cuales continúan hospitalizadas. A pesar de las declaraciones de las autoridades, el manejo de la crisis ha generado críticas hacia el ministro de Educación, Nicolás Cataldo, y la rectora del INBA, María Alejandra Benavides, por su falta de responsabilidad y acción preventiva.

Puntos clave:

  • Situación de los heridos: De los 35 estudiantes heridos, cinco se encuentran en estado de extrema gravedad y otros 11 están en estado crítico. La gravedad de las lesiones ha generado preocupación en la comunidad escolar y en las familias afectadas, quienes han recibido apoyo emocional y psicosocial desde el Ministerio de Salud.
  • Explosión vinculada al uso de bombas molotov: Las autoridades han señalado que la explosión podría estar relacionada con el uso de bombas molotov, un artefacto incendiario que ha sido recurrentemente empleado en protestas violentas en el recinto. El ministro Cataldo condenó con firmeza estos actos, catalogando las bombas molotov como armas con un alto poder destructivo, que en esta ocasión casi cobraron la vida de varios estudiantes.
  • Críticas hacia la gestión del ministro Cataldo: A pesar de sus declaraciones condenatorias, Nicolás Cataldo ha sido duramente criticado por no haber implementado medidas preventivas efectivas para evitar que se llegara a esta situación. Su intento de atribuir la responsabilidad únicamente a los autores del hecho y su falta de autocrítica por la insuficiente supervisión y seguridad en los establecimientos educativos ha generado una ola de descontento entre padres y apoderados.
  • La rectoría y su reacción: Por su parte, la rectora del INBA, María Alejandra Benavides, ha minimizado la gravedad del incidente al describirlo como un hecho aislado, lo que ha desatado aún más críticas. Su negativa a aceptar la existencia de una posible “fábrica” de bombas molotov en el recinto, y su intento por justificar que la comunidad ha encontrado el diálogo, ha sido visto por muchos como un intento de desviar la atención de la verdadera problemática estructural que afecta al liceo.
  • Responsabilidad institucional y medidas insuficientes: El anuncio de medidas por parte de Cataldo, como el refuerzo de la seguridad y la contención psicosocial, han sido recibidas como respuestas tardías y limitadas. Tanto estudiantes como profesores del INBA han manifestado que no es posible normalizar las actividades académicas mientras la comunidad siga en estado de shock, exigiendo acciones más concretas y la implementación de protocolos efectivos para prevenir incidentes futuros.
  • El gremio docente en apoyo a las víctimas: El gremio de profesores ha jugado un papel clave en la primera asistencia brindada a los heridos, siendo los propios docentes quienes trasladaron a algunos de los estudiantes a los centros asistenciales ante la tardanza de los servicios de emergencia. Han manifestado su dolor y consternación ante la tragedia, además de insistir en la importancia de no difundir información falsa sobre el caso para proteger la privacidad de las familias afectadas.
  • Falta de transparencia y omisiones en la investigación: Tanto Cataldo como Benavides han eludido abordar con claridad la situación de violencia recurrente en el INBA. La rectora ha negado categóricamente la existencia de acopio de materiales incendiarios, desmintiendo la información proporcionada por algunas fuentes de la fiscalía y Carabineros, lo que ha generado dudas sobre la transparencia de las autoridades en el manejo del caso.

Este trágico incidente en el INBA ha dejado a cinco estudiantes en extrema gravedad y ha desnudado las falencias tanto del Ministerio de Educación como de la administración del establecimiento. Mientras las familias de los heridos atraviesan momentos de angustia, las autoridades parecen más preocupadas en el control de daños mediáticos que en asumir responsabilidades claras. Las críticas hacia el ministro Cataldo y la rectora Benavides subrayan la necesidad de una mayor autocrítica y acción preventiva para garantizar la seguridad en los establecimientos educacionales y evitar que hechos de esta naturaleza se repitan.