Boric pide renuncia a ministra de Bienes Nacionales, Marcela Sandoval: el chivo expiatorio tras la fallida e inconstitucional compra de casa de Allende
Un nuevo revés sacude al gobierno de Gabriel Boric tras la polémica fallida compra de la casa del expresidente Salvador Allende. Este episodio evidencia no solo errores de gestión, sino también problemas estructurales en el Frente Amplio y la izquierda chilena, que prometieron cambios transformadores, pero han demostrado una alarmante desprolijidad.
El presidente Boric solicitó la renuncia de la ministra de Bienes Nacionales, Marcela Sandoval, en un intento por mitigar el impacto político de este escándalo. La decisión refleja una profunda desconexión entre los ideales de gobierno y su capacidad para ejecutar políticas públicas sin errores que comprometan la transparencia y la ética.
Puntos Claves:
- La polémica compra de la casa de Allende: El gobierno planeaba adquirir el inmueble de Guardia Vieja por cerca de $1.000 millones para convertirlo en un museo, pero la operación generó críticas al beneficiar directamente a la ministra de Defensa, Maya Fernández, una de las herederas de la propiedad. Esto vulneraba la Constitución, que prohíbe a los ministros celebrar contratos con el Estado.
- Una gestión marcada por la improvisación: La falta de rigor en el proceso puso en evidencia la desprolijidad del Ejecutivo. Este error no solo desató cuestionamientos legales y éticos, sino que también expuso la incapacidad del gobierno para anticipar el impacto político de sus decisiones.
- El sacrificio de Marcela Sandoval: Como es costumbre en la política chilena, el gobierno optó por una figura para asumir toda la responsabilidad política. Sandoval, militante del Frente Amplio, fue removida de su cargo, mientras que otros actores clave, como Maya Fernández, permanecen incólumes. Esto refuerza la percepción de desigualdad en la rendición de cuentas.
- Respuestas insuficientes del oficialismo: La vocera (s) de gobierno, Aisén Etcheverry, intentó justificar la decisión señalando una evaluación “técnica y política”, pero no abordó las causas profundas del problema. Por su parte, la ministra del Interior, Carolina Tohá, admitió que “esto no debió haber sucedido”, pero desvió la atención de otros posibles responsables.
- Críticas desde todos los sectores: Parlamentarios tanto del oficialismo como de la oposición coincidieron en que la solicitud de renuncia era inevitable. Sin embargo, el daño político ya estaba hecho. El diputado Marcos Ilabaca calificó el proceso como un ejemplo de “desprolijidad”, mientras que desde la UDI, Gustavo Benavente destacó que esta era la primera vez que Boric hacía valer una responsabilidad política en su administración.
- Respuesta desconectada del Frente Amplio: A pesar de la polémica y su evidente impacto negativo en la opinión pública, el Frente Amplio reaccionó agradeciendo a Marcela Sandoval con un mensaje que destacaba “avances históricos” durante su gestión. Este gesto, acompañado del lema “Gracias, compañera”, refleja una desconexión total con la gravedad de los hechos y la frustración ciudadana frente a errores de gestión tan significativos.
El caso de la casa de Allende no es un hecho aislado, sino un síntoma de un problema mayor. La izquierda chilena, representada por el Frente Amplio, llegó al poder prometiendo un nuevo estándar ético y de gestión, pero ha caído en los mismos vicios que tanto criticaron.
El sacrificio de Marcela Sandoval busca calmar las aguas, pero no resuelve las fallas de fondo. La ineficacia para ejecutar políticas públicas y la falta de autocontrol político del gobierno minan la confianza ciudadana en un proyecto que prometió ser diferente. La decisión de Boric de cortar por lo sano con la ministra de Bienes Nacionales no es suficiente para responder a una ciudadanía que exige respuestas claras y responsables.
El caso deja una lección clara: la transparencia y la rigurosidad no pueden ser solo eslóganes. El Frente Amplio y la izquierda chilena enfrentan el desafío de demostrar que están a la altura de las expectativas que generaron, antes de que sus errores los condenen a la irrelevancia política.