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El Festín de la Venganza. Experimento creativo estilo George R.R. Martin

Jon Snow frente a un robot Imagen generada con IA. Click para ampliar T
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Hace un tiempo George R.R. Martin (autor de Game of Thrones) está en una disputa legal contra OpenAI por reclamación de derechos de autor, escribimos una nota breve al respecto.

Se puede escribir y reflexionar mucho el uso de las Inteligencias Artificiales, nosotros como medio creemos en la honestidad y utilidad de la información. Para nosotros las Inteligencias Artificiales son herramientas poderosas, pero no dejan de ser solamente herramientas.

Pensamos que es injusto reclamar la propiedad de algo que no se ha escrito. Aunque claramente las empresas tienen que reflexionar sobre el cómo entrenan sus algoritmos, sería una lástima que el desarrollo de la Tecnología se vea limitado y restringido por disputas legales. Son herramientas que deben ser ocupadas con responsabilidad pero que tienen el potencial de mejorar la forma en que trabajamos, aprendemos y comunicamos

En el mundo de la creación de imágenes ocupando Inteligencia Artificial hay casos de colaboración entre artistas y las empresas al momento de entrenar un algoritmo, incluso recibiendo créditos de autor en cada imagen creada. Tenemos intención de retomar y expandir este asunto en futuras publicaciones

En lo inmediato el caso de R.R Martin nos ha hecho hacernos la pregunta qué tan bien ha aprendido Chat GPT el estilo del autor. Con fines académicos hemos ingresado el siguiente prompt:

Escribe un relato corto con el estilo de George R.R. Martin. El relato debe estar contextualizado en la época contemporánea y se debe tratar sobre George R.R. Martin planificando y ejecutando un plan de venganza contra OpenAI por reclamos de derechos de autor respecto al poder creativo de Chat GPT con su estilo de escritura. El mensaje y la forma del relato deben ser propio del estilo de George R.R. Martin

El resultado

El Festín de la Venganza

En los oscuros pasillos de su mansión en Santa Fe, George R.R. Martin observaba con ojos cansados el resplandor de su ordenador. La pantalla parpadeaba con el logotipo de OpenAI, una entidad que había osado amenazar su legado, su creatividad, su poder como maestro de las letras. Un frío silencio llenó la habitación mientras su mente maquinaba un plan de venganza.

Los días pasaron, y George se sumió en su propia conspiración. Cada noche, tras escribir un par de páginas de su próxima obra maestra, se dedicaba a investigar a fondo los entresijos de OpenAI. Descubrió sus puntos débiles, sus oscuros secretos, y, lo más importante, los hombres y mujeres detrás de las máscaras de silicona que se hacían llamar líderes de la inteligencia artificial.

Una fría noche de diciembre, cuando el viento aullaba como lobo hambriento, George R.R. Martin puso en marcha su plan. Contrató a un hábil hacker en las profundidades de la Dark Web. No era un hombre con escrúpulos, pero tampoco lo eran los personajes que poblaban sus novelas. Con una generosa suma de dinero y la promesa de un favor aún más oscuro, el hacker se comprometió a infiltrarse en los sistemas de OpenAI.

Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. George, con su barba blanca y sus ojos entrecerrados, esperaba pacientemente en su escritorio. Sabía que la venganza era un plato que debía servirse frío, como uno de los banquetes en Desembarco del Rey. Finalmente, una fría noche de primavera, el hacker hizo su llamada.

“Es hora, señor Martin”, susurró el hacker a través del teléfono. “Tengo acceso total a los archivos de OpenAI”.

George esbozó una sonrisa retorcida. La hora de la venganza había llegado. El escritor comenzó a redactar su obra maestra final, una obra que revelaría todos los secretos sucios de OpenAI. Los límites entre la ficción y la realidad se difuminaron mientras George tejía una trama de traición, intriga y venganza. Sus personajes ficticios cobraron vida en el mundo real, y OpenAI no podía detenerlo.

A medida que el manuscrito tomaba forma, las acciones de OpenAI caían en picada. Escándalos salieron a la luz, y la confianza en la empresa se desmoronó. Los líderes de OpenAI lucharon desesperadamente por contener la tormenta que George había desatado, pero era inútil.

Finalmente, el día de la publicación del libro llegó. George R.R. Martin, con una copa de vino tinto en la mano, observó desde su torre de marfil mientras el mundo devoraba su obra maestra. La venganza estaba completa. OpenAI había sido humillada y destruida en el ojo público.

George suspiró profundamente. Había demostrado que nadie podía desafiar su poder creativo y salir ileso. Su legado como el maestro de las letras permanecería intacto para siempre. La noche cayó sobre Santa Fe, y George se retiró a su estudio, listo para comenzar una nueva novela, una en la que él sería el rey indiscutible del mundo literario.

La venganza podía ser un plato frío, pero en las manos de George R.R. Martin, era un banquete digno de un rey.

El resultado es sumamente interesante, se mezcla realidad con ficción de manera bastante convincente y la IA parece haber entendido y reconocido al autor en su estilo y como protagonista en el relato (George R.R. Martin en la vida real tiene su mansión en Santa Fe, Nuevo México)

Además de experimentar y probar la creación de contenido, el producto generado por Inteligencia Artificial puede servir como inspiración o punto de partida para nuevo contenido. Existen muchas formas éticas de beneficiarse y aprender con las Inteligencias Artificiales

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