
Luis Cordero asume como primer ministro del nuevo Ministerio de Seguridad Pública: Gobierno apuesta por una reestructuración en medio de la mayor crisis de seguridad en Chile
El Presidente Gabriel Boric oficializó la creación del Ministerio de Seguridad Pública y designó a Luis Cordero como su primer titular. La nueva cartera, que comenzará a funcionar el 1 de abril, busca centralizar la respuesta estatal frente al crimen organizado y la violencia. La medida, aunque valorada por algunos sectores políticos, también enfrenta cuestionamientos sobre su necesidad real, su implementación efectiva y su capacidad para responder a la profunda crisis de seguridad que vive el país.
Puntos Claves:
- Creación del Ministerio de Seguridad Pública y nombramiento de Luis Cordero: En cadena nacional, el Presidente Boric confirmó a Luis Cordero como el primer ministro de Seguridad Pública. El anuncio pone fin a meses de debate sobre cómo reformular la arquitectura estatal en materia de seguridad. Cordero, con experiencia previa en Justicia e Interior, asume un cargo que nace bajo grandes expectativas, pero también con un nivel de exigencia elevado por parte de la ciudadanía y el Congreso.
- Inicio de funciones y nueva estructura estatal: El ministerio comenzará sus labores el 1 de abril y tendrá dos subsecretarías: la Subsecretaría de Seguridad Pública, encabezada por Rafael Collado, y la Subsecretaría de Prevención del Delito, que seguirá liderada por Carolina Leitao. El rediseño institucional busca separar el componente operativo del político, dejando al Ministerio del Interior con un rol más estratégico. Sin embargo, hay dudas sobre si esta separación permitirá mejoras reales o si generará más burocracia sin eficacia.
- Alta carga de expectativas en contexto crítico: El Presidente Boric reconoció que el país “no estaba preparado para los nuevos tipos de criminalidad” al asumir el gobierno. La creación de este nuevo ministerio es, en parte, un intento de corregir ese diagnóstico tardío. No obstante, se han levantado voces que advierten sobre la urgencia de resultados concretos más allá de anuncios institucionales.
- Perfil de Cordero y desafíos operativos: Aunque el Mandatario resaltó las “probadas capacidades” de Luis Cordero, su falta de experiencia directa en materias operativas de seguridad ha sido cuestionada, especialmente por sectores de la oposición. El propio ministro reconoció que “el 50% del éxito está en la implementación” y que el desafío es doble: articular múltiples actores y mostrar resultados tangibles, sin quedar atrapado en la inercia administrativa.
- Críticas desde la oposición y primeras pruebas políticas: La Bancada UDI exigió que el ministro condene el “silencio cómplice” del Partido Comunista ante recientes ataques a carabineros, marcando la primera controversia política que deberá gestionar la nueva cartera. Además, el diputado Jorge Alessandri advirtió que si el gobierno fracasa en este intento, “no se lo vamos a perdonar”, apuntando al riesgo de que el ministerio termine siendo una estructura simbólica sin impacto real.
- Cordero llama al consenso, pero enfrenta escepticismo: En su primera reunión oficial con el Presidente Boric, Cordero llamó a la unidad política y afirmó que el objetivo central es reducir la tasa de homicidios, que ha aumentado sostenidamente en los últimos años. No obstante, el propio ministro reconoció que no existen “soluciones simplistas” y que se requerirá tiempo, inversión y coherencia política para avanzar.
- Meta principal: reducción de homicidios: Cordero enfatizó que el Estado debe devolver al país a las tasas de homicidio de hace una década. Anunció que el próximo miércoles se entregarán los datos consolidados de 2024, lo que servirá como línea base para evaluar los avances reales del nuevo ministerio.
- Perfil técnico de Rafael Collado, subsecretario de Seguridad Pública:
- Experiencia en el aparato estatal: Collado fue uno de los arquitectos legales del propio Ministerio de Seguridad, además de participar en la reforma de la Ley Antiterrorista y la Ley de Inteligencia. Se trata de un perfil técnico con vasta experiencia, pero cuya capacidad de liderazgo en terreno aún debe ponerse a prueba.
- Reconocimiento profesional y paso por el sector privado: Ha sido destacado como experto en compliance (Compliance es el cumplimiento de leyes, normas y estándares éticos dentro de una organización) y prevención de delitos, tanto en el ámbito público como en el privado. Su llegada refuerza el enfoque técnico de la nueva institucionalidad, aunque también se cuestiona si ese perfil será suficiente ante una crisis que demanda presencia territorial y decisión ejecutiva.
- Víctor Ramos asume la Subsecretaría del Interior: Reemplazando a Manuel Monsalve —actualmente en prisión preventiva por una grave acusación penal—, el psicólogo y militante del Frente Amplio, Víctor Ramos, asume en un momento de alta fragilidad institucional. Su experiencia en programas sociales y el conflicto en la Macrozona Sur serán clave en su nuevo rol de articulación política del gabinete.
- Sueldo de Cordero genera debate por desajuste interno: El ministro recibirá un sueldo base de poco más de $500 mil, pero con asignaciones que lo elevarán a más de $6 millones. Llama la atención que el subsecretario Collado perciba un monto aún mayor. Este desajuste responde a normativas anteriores sobre sueldos públicos, pero ha sido objeto de críticas por la falta de claridad y equidad en las remuneraciones del nuevo ministerio.
- Funcionamiento operativo y sede ministerial: La sede del Ministerio de Seguridad Pública estará ubicada en las oficinas del Banco Bice en Teatinos, Santiago. Su estructura incluirá 75 funcionarios y deberá coordinar instituciones clave como Carabineros, PDI, Gendarmería, Aduanas y el SII. Expertos han advertido que la coordinación real entre estas entidades será el gran desafío estructural de la nueva cartera.
- Consenso oficialista, pero fisuras en la oposición: Mientras en el oficialismo existe consenso en torno a la figura de Cordero, la derecha mantiene posturas divididas. Algunos valoran su perfil técnico, pero otros advierten que aún no ha demostrado capacidad operativa ni conexión con las fuerzas policiales en terreno. Las expectativas están puestas en los primeros 90 días de funcionamiento.
La creación del Ministerio de Seguridad Pública representa una reforma institucional ambiciosa, pero no exenta de controversias. Ni siquiera existe certeza de que fuera una medida realmente necesaria o esperada por la mayoría de la ciudadanía. Muchos sectores esperaban un fortalecimiento directo de Carabineros, mayor despliegue policial o incluso la extensión del uso de Fuerzas Armadas en zonas críticas, como ya ocurre en la Macrozona Sur. En este contexto, el éxito del nuevo ministerio dependerá menos de su diseño legal que de la capacidad del ministro Cordero y su equipo para traducir la nueva estructura en resultados concretos y visibles para la población en el corto y mediano plazo.
La ciudadanía espera respuestas claras y mejoras reales en su calidad de vida. El nuevo ministerio parte con respaldo institucional, pero también con una fuerte lupa sobre su ejecución. Las promesas ya están hechas; ahora vendrá la verdadera prueba: transformar la estructura en seguridad efectiva.